EL PERDÓN

Mucho se ha hablado sobre este tema. Es algo más que sabido que perdonar libera más al que perdona que al que es perdonado. Yo, cuando empecé a practicarlo, me costó lo suyo, no voy a negarlo. Porque queda muy bonito decirlo. Luego, llevarlo a la práctica ya es otro cantar. No soy quién para decirte qué debes perdonar y a quién. Según el daño que te hayan hecho, sé que no estoy hablando de una tarea fácil. Es normal pensar que, si perdonas parece que la otra persona se va de rositas, sin pagar por lo que ha hecho. En una ocasión una maestra me dijo: si tú perdonas a quien te ha causado un daño le devuelves la responsabilidad por lo que te hizo.

Como estás trabajando en aligerar tu equipaje en este viaje que has iniciado, te diré que las emociones negativas son una de las cargas más pesadas que podemos llevar encima. Por ejemplo, un corazón lleno de rencor, odio o resentimiento es un corazón endurecido que se autolesiona y va bloqueando cada vez más su capacidad para amar. ¿Quién es la mayor perjudicada? Yo diría que tú misma. Así que ponte manos a la obra y comienza a deshacerte de todas esas emociones que te suponen un lastre. 

Por ejemplo, puedes empezar perdonándote a ti mism@ por todo aquello que consideras que has hecho mal o que sientas que ha sido un error. A veces ponemos nuestra atención en otras personas, cuando somos muy duras con nosotras mismas. Y crees que, si hubieras hecho esto en vez de aquello, si no hubieras tomado tal decisión, si no hubieras aceptado tal trabajo o salir con tal persona, todo habría sido diferente. Créeme que lo hiciste lo mejor que pudiste, con el nivel de conciencia que tenías y con las herramientas de que disponías.

 Yo llegué a esta reflexión hace unos años y, la verdad, he de decirte que me sentí mejor, porque si no aparece la culpa todo el rato dando vueltas dentro de la cabeza. En una ocasión alguien me dijo que la culpa era la mafia de la mente. Me hizo mucha gracia, me pareció un nombre de lo más adecuado. La culpa nos entorpece, nos impide seguir para adelante. Si te animas y empiezas a ver las cosas de manera más positiva, la culpa puede aparecer y recordarte cosas que hiciste y lamentas del pasado. En este caso yo le hablo a la culpa y cuando aparece le digo fuera de mí, fuera de mí, fuera de mí. Es sencillo, pruébalo, puede que te resulte.

Te invito a que enciendas una vela y escribas una carta dirigida a ti misma. Perdónate por todo aquello que tú consideres que necesitas hacerlo. Date tu tiempo, tómatelo con calma, y sácalo para afuera. Al final de la carta puedes poner: por todo esto yo (tu nombre) me perdono. La lees en alto tres veces y luego la puedes enterrar, quemar o echarla al agua.

Me gusta esta canción de Rozalén y Abel Pintos. Estaría bien, entender el perdón como un gesto de amor para toda la vida. Mirar hacia dentro y sentir que no tengo asuntos pendientes.

Ánimo y a por todas. 

Que la suerte esté siempre de nuestro lado.

Ya sabes, si quieres más sugerencias, sígueme en mis redes.

https://www.youtube.com/watch?v=cYAjUJ-mOP4

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